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No tengas miedo al “POP”

15 marzo 2017

No es raro ni tampoco es de extrañar que algunas personas tengan miedo a ser ajustadas. Es algo diferente y no estamos acostumbrados a que alguien nos haga un movimiento rápido en nuestra espalda y que nuestra columna suene ‘POP’.

¡¿Cómo vamos a estar tranquilos cuando oímos este sonido?!

La verdad es que después de la mayoría de los ajustes nos sentimos muy cómodos y el alivio que tenemos a continuación nos compensa cualquier malestar.

Lo que hemos observado en nuestro día a día en Madrid Health es que mucha gente está más preocupada por el ‘POP que por cualquier otra cosa. De nuevo, esto es completamente normal ya que no estamos acostumbrados e impresiona pensar que una vertebra está rozándose con otra.

Antes de entrar en porqué se oye un ‘pop’ durante el ajuste, primero tenemos que hablar de lo que estamos ajustando. Los quiroprácticos ajustan y corrigen las subluxaciones. Una subluxación vertebral se da cuando una o más vértebras espinales pierden su alineación. Esto provoca una interferencia en los nervios y, por tanto, en aquellas zonas controladas por dicho sistema nervioso, desencadenando múltiples problemas físicos y reduciendo la movilidad articular, pues afectan directamente a la biomecánica corporal.

Cuando las articulaciones están pinzadas pueden causar una serie de problemas en el cuerpo. La primera y más obvia es la falta de movimiento: la rigidez, la sensación de que el nervio está pinzado y la incapacidad de girar la cabeza, caminar normal o levantarse derecho. Una articulación que no se mueve correctamente también puede causar dolor, inflamación y pérdida de función.

También tenemos el componente neurológico. A menudo las subluxaciones irritan los nervios que se ramifican en la médula espinal. Esto puede conducir a la disfunción dentro del propio sistema nervioso interfiriendo en la comunicación entre el cerebro y el cuerpo. Si no se corrige, especialmente durante un largo período de tiempo (meses, años…), las subluxaciones pueden modificar la función del cuerpo y sus diversos órganos, provocando sintomatologías y patologías diversas (ciáticas, cefaleas, problemas digestivos, túnel carpiano…) pero, en otras ocasiones, son “silenciosas” y aunque en apariencia estamos sanos y no tenemos dolores, están mermando nuestra salud.

Cuando detectamos una subluxación, la corregimos con un ajuste quiropráctico específico. Un ajuste es un movimiento manual preciso y controlado de aquellas vértebras que están mal alineadas. Se hace de forma rápida, suave, segura y específica y sólo se ajustan aquellas zonas que lo necesitan porque existe una interferencia nerviosa.

Entonces, ¿qué es ese ‘POP’ que impresiona tanto? Para empezar, los quiroprácticos no “chascan los huesos”, emplean una fuerza específica y controlada, en una dirección concreta, es decir, aplican un impulso de alta velocidad y baja amplitud. Al hacerlo, se oye el ‘POP’. Este sonido no es producido por el hueso, si no que es una burbuja de gas que sale del líquido sinovial debido a la baja presión que existe cuando las superficies articulares se separan.

Se llama ‘cavitación’ y, concretamente, es la liberación del gas óxido nitroso dentro de la articulación lo que provoca el sonido. Las articulaciones de la columna vertebral se llaman articulaciones sinoviales y producen un fluido llamado líquido sinovial que lubrica la articulación y la nutre. La producción de este fluido produce gases – oxígeno, nitrógeno y CO2. Cuando las articulaciones se abren, el gas se libera rápidamente y se oye un sonido similar al que suena cuando explotamos papel de burbujas. Una vez que se realiza un ajuste, el fluido vuelve a lubricar las superficies de las articulaciones y se restaura el movimiento normal.

Si no escuchas un pop durante el ajuste, no significa que no se haya hecho una corrección. A menudo la articulación simplemente no necesita abrir tanto como para hacer una corrección y por lo tanto no hace ruido.

Por lo tanto, no te preocupes la próxima vez que vengas a vernos a Madrid Health, el alivio que recibes de los ajustes compensa cualquier nerviosismo que puedas tener minutos antes.

Vienen muchas personas a ajustarse la columna a los que no les gusta mucho el ‘POP’ y nosotros creemos que la mejor manera de despejar esas inquietudes es: paciencia, escuchar y entender al paciente, tener empatía con él y, lo más importante, explicarle qué ocurre en cada ajuste.